No hay nada más importante que cuidar la vida.
Nada.
Sostenerla, aunque duela.
No dejar a nadie solo, a nadie, en su tristeza, en su enfermedad, en su incertidumbre, en su oscura noche del alma.
Eso es amor.
Quedarnos cuando alguien lo ha perdido todo, es amor.
Apoyarnos con la ternura, con la luz, con la fuerza inmensa que albergamos en nuestro interior es amor.
Alzar la voz, poner el corazón, ofrecer las manos.
Eso es amor.
Cuidar la vida es cuidar la muerte.
Solo así honramos el camino de la vida, el trabajo imprescindible de la gente.
Porque la vida es sagrada. Cada latido, cada mirada, cada alma lo es. Sin amor estamos perdidos.
Así que… ¡Amen!
Y el resto vendrá.
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Acompaño a mujeres a vivir su maternidad como un proceso de expansión de conciencia:
Maternidad Luminosa
Mujer Medicina/ Facilito procesos de resolución de conflictos a nivel personal, grupal, organizacional y sociopolítico (mi perfil en Linkedin).
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Textos de una vida pasada:
El gran problema desapercibido
No lloraríamos todas las vidas
Autora de la imágen es Dori Romera.